Cuando nada sirve de nada 

euskal politikariak

Me suena que hay alguna canción de un grupo vasco musical que viene a decir algo así. Estoy tentado de buscar. Me suena que es de Soziedad Alkoholika

Lo confieso. Acabo de parar de escribir para buscar y lo puedo confirmar. Es de ellos

Leo toda la letra y he de reconocer que da para establecer una serie de símiles que casi  mejor ahorrárselos, si bien, no evita que vengan caras y nombres a la cabeza. 

Cada día se extiende más la idea que sitúa a la política, y más concretamente a los  políticos, como una suerte ponzoñosa a eliminar de nuestras vidas. Pero nada más  alejado de la verdadera necesidad. 

Calificar la política de innecesaria es un pensamiento tan simple como peligroso.  

pareja

Es precisamente en ese tipo de pensamientos donde nace y crece el caladero de quien  ansía, dirigir a las sociedades desde la sombra. Es el espacio donde se mueve la mano que mece la cuna, eso sí, siempre a su ritmo interesado, siempre bajo su control. 

El quid de la cuestión tal vez resida precisamente en la ausencia de política, o lo que es  más conciso, en la atribución de clase política a no pocos necios, tecnócratas o simple y  llanamente advenedizos al poder. 

Esto que parece que la sociedad lo observa ya sin microscopio, no genera ni siquiera  molestia en el análisis sesudo de quienes están llamados a conducir a Euskadi hacia el  futuro. El resumen es mas simple para ellos: la sociedad ha cambiado. 

¿Acaba de descubrir la cuadratura del círculo quien así habla? La evidencia está presente,  pero olvida quien está llamado a llevar las riendas del carruaje sociopolítico, que es al  político, al filósofo social si se prefiere, a quien corresponde marcar el rumbo, sí, pero de  igual forma le corresponde ilusionar, generar expectativas de futuro, ansia por participar. 

La sempiterna pregunta se torna una vez más necesaria: ¿Qué fue antes el huevo o la  gallina? En mera traslación a la política: ¿Para que existe la política? ¿Para dar  satisfacción insulínica a la sociedad con acciones de rápida absorción, o lo que se  conoce como política a 4 minutos? O, por el contrario, ¿está para inocular en la sociedad filosofía, ilusión o ansia de libertad como es en el caso del Pueblo Vasco? 

Hablo de filósofos sociales. Personas con ideales. Gentes utópicas. Personas como las  que nos han conducido a los vascos y vascas a las cotas de libertad y bienestar en la que  nos situamos que, aún siendo insuficientes por no estar garantizada nuestra “Burujabetza”, sí nos han permitido avanzar hacia ella. 

¿De verdad alguien cree que sin filosofía y sin pensamiento utópico se puede llegar al  punto en el que estamos? ¿Alguien cree que con más tecnocracia y método cuantitativo  es como hemos alcanzado este punto? 

Decía Julio Anguita que lo verdaderamente imposible es la quimera, no tanto así la utopía.

Yo reivindico la persecución de esta. Yo la ansío. Brindo por ella. Brindo de igual manera por la verdadera política, también por la filosofía. El resto insulina e intentos de justificación de un trabajo, que tal vez y solo tal vez, no está bien hecho.

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